El vino es una de las bebidas más apreciadas y versátiles que existen. Puede acompañar todo tipo de comidas, celebraciones y momentos especiales. Sin embargo, no todos los vinos son iguales ni se adaptan a cualquier situación. Elegir el vino perfecto para cada ocasión puede ser un arte que requiere de conocimiento, gusto y experiencia. En las siguientes líneas, te vamos a ofrecer guía práctica para que puedas acertar con tu elección.
Elige el vino perfecto para cada situación
Lo primero que debes preguntarte es ¿para qué lo quieres? Dependiendo de la finalidad del vino, tendrás que optar por uno u otro tipo. Por ejemplo, no elegirás el mismo vino para regalar que para una cena entre amigos. En la primera situación, el vino ideal será de calidad y tendrá una buena presentación. En el segundo supuesto, buscarás que armonice con el menú al que va a acompañar.
El maridaje es crucial a la hora de elegir el vino en una comida. El maridaje es la forma de relacionar los sabores de los alimentos con el del vino con el objetivo de conseguir una armonía perfecta. En la restauración, esta labor es realizada por un sumiller. Como regla general, se recomiendan los vinos blancos para pescados, carnes blancas, verduras y arroces. Los tintos para sabores contundentes como las carnes rojas, salsas pesadas y legumbres. Y los dulces para el momento de los postres.
También debes tener en cuenta la temperatura ambiente. En general, los vinos blancos y rosados son más frescos y ligeros, y se suelen tomar fríos o con hielo. Por eso son perfectos para el verano o para climas cálidos. Los vinos tintos son más intensos y complejos, y se suelen tomar a temperatura ambiente o ligeramente frescos. Por eso son ideales para el invierno o para climas fríos.
Aprende a leer el etiquetado
La información de las etiquetas es muy valiosa a la hora de elegir el caldo adecuado. Las etiquetas de los vinos te pueden dar mucha información sobre su origen, su calidad, su variedad y su elaboración. Algunos datos que puedes buscar son:
La denominación de origen (D.O.): indica la zona geográfica donde se ha producido el vino y las normas de calidad que debe cumplir.
El tipo de uva: indica la variedad o variedades de uva con las que se ha elaborado el vino. Cada uva tiene unas características propias que influyen en el sabor, el aroma y el color del vino.
El tipo de crianza: indica el tiempo y el modo en que se ha conservado el vino antes de embotellarlo. Según este criterio, el caldo puede ser joven, crianza, reserva o gran reserva.
Los sellos de calidad: indican que el vino ha pasado por algún tipo de control o certificación que garantiza su calidad. Uno de los más importantes es la DOCG (Denominación de Origen Calificada).
Otro factor considerar es el grado alcohólico del vino. Se expresa en porcentaje y suele oscilar entre 10% y 15%. Cuanto mayor sea el grado alcohólico, más fuerte será el vino.
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