El vino y la salud: beneficios y mitos

El vino es una de las bebidas más antiguas y populares del mundo. Su consumo moderado se ha asociado con diversos beneficios para la salud. Sin embargo, también existen muchas falsas creencias sobre el vino que pueden llevar a un consumo excesivo o inadecuado. 

Que el consumo de vino aporte beneficios o perjuicios depende, en la mayoría de los casos, de la calidad del caldo y de la cantidad ingerida. La dosis diaria óptima, según diversas investigaciones científicas, sería de unos 40 gramos de alcohol diarios.

Beneficios del vino para la salud

El vino contiene una gran variedad de compuestos bioactivos, como los polifenoles. Dentro de estos, el resveratrol está ampliamente estudiado por sus importantes propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y vasodilatadoras. 

Estos compuestos protegen nuestras células del daño oxidativo que se generan por el estrés, la contaminación o el tabaco. 

Además, los polifenoles pueden mejorar sustancialmente nuestra salud cardiovascular, actuando positivamente en ella desde varios frentes.

Por un lado, parecen reducir el riesgo de infarto o accidente cerebrovascular, al  inhibir la formación de placas de ateroma en las arterias, reducir la tensión arterial y mejorar la calidad de las paredes de los vasos sanguíneo.

Por otro lado, su consumo moderado parece aumentar el colesterol HDL o “bueno” y reducir los niveles de trigliceridos en sangre.

El resveratrol, puede activar también una serie de genes relacionados con la longevidad y la resistencia al estrés. Esto podría  retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades degenerativas. 

El vino parece tener efectos positivos en la salud cerebral y cognitiva.  Aumenta la  memoria y el aprendizaje, estimulando la liberación de acetilcolina y  mejorando las sinapsis en el hipocampo. También parece prevenir la pérdida de neuronas, aumentar el flujo sanguíneo cerebral y oxigenar mejor las células nerviosas.

Un consumo moderado nos ayudaría a mejorar estados depresivos y ansiosos, al liberar endorfinas en el cerebro.

Esta bebida alcohólica cuida nuestra dentadura e higiene bucal. Frenando el crecimiento de las bacterias vinculadas a las caries, la gingivitis y al dolor de garganta.

Sus flavonoides parecen tener también un ligero efecto fotoprotector.

Mitos sobre el vino y la salud

A pesar de los beneficios mencionados, el vino no es una bebida milagrosa ni exenta de riesgos. Existen muchos mitos sobre el vino que pueden inducir a un consumo irresponsable o perjudicial para la salud.

El vino no engorda: Falso. El vino tiene un contenido calórico considerable, ya que cada gramo de alcohol aporta 7 kilocalorías. Además, el alcohol estimula el apetito y reduce la capacidad de quemar grasas. Por tanto, un consumo excesivo de vino puede contribuir al sobrepeso y la obesidad.

El vino previene el cáncer: Falso. Aunque algunos estudios han sugerido que los polifenoles del vino pueden tener un efecto protector contra algunos tipos de cáncer, como el de mama o el de colon, otros estudios han demostrado que el alcohol es un factor de riesgo para otros tipos de cáncer, como el de boca, faringe o hígado.

El vino ayuda a dormir. Aunque un consumo de este caldo nos ayuda a dormirnos más fácilmente. También hace perdamos calidad de sueño al producir microdespertares. Según un análisis realizado al respecto, el alcohol suele afectar al sueño durante la fase de movimiento ocular rápido, lo que hace que disminuya el tiempo que pasamos en esta etapa clave del descanso.

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