Los océanos representan aproximadamente dos tercios de la superficie terrestre y se encargan de generar la mayor parte del oxígeno que respiramos. Pero también de regular el clima, de generar ingresos a los diferentes países a través del turismo y, por supuesto, de ser una de las nuestras principales fuentes de alimentación a partir de la pesca. El mar representa una fuente inmensa de materias primas para la humanidad.
Según estudios de la Organización de las Naciones Unidas “la pesca y la acuicultura son una fuente vital de alimentos y proteínas para miles de millones de personas – en todo el mundo, casi 3 000 millones de personas reciben el 20 por ciento de su ingesta de proteína animal del pescado”. Además el pescado nos aporta nutrientes esenciales, vitaminas y ácidos grasos omega 3.
El pescado es sin duda uno de los componentes fundamentales de una dieta equilibrada y esta es imprescindible para aumentar nuestra calidad de vida.
Los beneficios del consumo del pescado en una dieta equilibrada
La cantidad de proteína media que podemos encontrar en los pescados y mariscos se mueve entre el 15 y el 20%, cantidad que es superior en los pescados azules y en los crustáceos. Además se trata de proteínas que tienen un alto valor biológico ya que contienen todos los aminoácidos esenciales para el organismo.
Los productos que proceden del mar, en general, pero más en las especies que tienen espinas, son ricos en calcio, un mineral que tiene una importancia básica en la formación de los huesos y los dientes, pero también en el movimiento muscular y la coagulación de la sangre.
Especies como el bacalao, el salmón, y las conservas de atún son ricas en yodo. Este es un elemento químico que nos ayuda a sintetizar las hormonas tiroxina y triyodotironina, es decir al correcto funcionamiento de la tiroides.
Los pescados y los mariscos también son productos ricos en vitaminas, en especial las del grupo B y también las liposolubles A y D. Pero además son ricos en ácidos grasos poliinsaturados (entre el 25 y el 45% en los pescados y el 40y 50% en los crustáceos). Se trata de ácidos grasos de la familia de los Omega 6 y de los Omega 3, que además de desempeñar una importante función en el desarrollo neurológico de los bebés lactantes, son especialmente importantes para la prevención de las enfermedades cardiovasculares.
Pero los beneficios de comer productos provenientes del mar van más allá. Siendo su contribución especialmente importante a la hora de prevenir enfermedades de tipo degenerativo como la artritis reumatoide y la diabetes.
Las recomendaciones generales apuestan por el consumo de entre dos y cuatro raciones de pescado a la semana, procurando alternar entre pescados blancos y azules.
Los pescados son en general productos sabrosos, que permiten muchas elaboraciones diferentes. Son alimentos fácilmente masticables y digeribles, lo que los convierte en ideales tanto para los niños como para las personas mayores.
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